Archivos Mensuales: agosto 2014
Nosotras valemos mucho
Un hombre y una mujer, amigos
desde el colegio, tenían mucho
tiempo de no verse… Al encontrarse se saludaron con mucho cariño y comenzaron una amena conversación.
En algún punto de la charla, el le
pregunta:
-¿Qué tipo de hombre es el que tu estás buscando?
Ella voltea a verlo a los ojos y
dándole una sonrisa le preguntó:
-¿En verdad quieres saber?
El respondió:
– Por supuesto!
Ella le explica:
-Estoy en una posición de pedirle a un hombre lo que yo no podría hacer sola. Tengo un trabajo y yo pago todas mis facturas. Yo me encargo de mi casa sin la ayuda de un hombre,
porque soy económicamente
independiente y responsable. Mi rol ya no es el de ser ama de casa dependiente de un hombre en ese sentido. Yo estoy en la posición de preguntar a cualquier hombre: ¿que es lo que tú puedes aportar en mi
vida?
El hombre se le quedó mirando.
Claramente pensó que ella se estaba refiriendo al dinero.
Ella sabiendo lo que él estaba
pensando, dijo:
-No, no, no… yo no estoy refiriéndome al dinero.
Yo necesito algo más. Yo necesito un hombre que luche por la perfección en todos los aspectos de la vida. Que yo sea importante para el como el lo
será para mi, que me de tiempo de calidad porque yo estoy dispuesta a dárselo… alguien que me deje “ser” en todos los sentidos, porque yo también le daré las libertades que el
me otorgue.
El cruzó los brazos, se recargó sobre la silla y mirándola le pidió que le explicara un poco mas…
Ella dijo:
-Yo busco a alguien que luche por la perfección mental, porque necesito con quién conversar, no necesito a alguien mentalmente simple. Yo estoy
buscando a alguien que luche por la perfección espiritual, porque necesito con quien compartir mi fe en Dios. Yo
necesito un hombre que luche por la perfección financiera porque, aunque no necesito ayuda financiera, necesito a alguien con quien coordinar el
dinero que entre en nuestras vidas.
Yo necesito un hombre que luche por su individualidad, que tenga la libertad para salir a volar y regresar responsablemente a su nido, porque enriqueciéndose así mismo, tendrá algo maravilloso que regalarme cada día.
Yo necesito un hombre lo
suficientemente sensible para que comprenda por lo que yo paso en la vida como mujer, pero suficientemente fuerte para darme ánimos y no dejarme caer.
Yo estoy buscando a alguien que yo pueda respetar. Partiendo del respeto que él mismo se gane con el trato, el amor y la admiración que me dé.
Dios hizo a la mujer para ser la
compañera del hombre. No para ser menos o más, si no para que juntos forjen una vida en donde la convivencia los lleve a la felicidad. Si existe un hombre así pues eso es lo que yo busco.
Por supuesto vuelvo a insistir que yo estaré con el en reciprocidad.
Cuando ella terminó de hablar lo miró a los ojos. El se veía muy confundido y con interrogantes (que raro ella ya había explicado minuciosamente todo).
El le dijo:
-Estás pidiendo mucho.
Ella le contestó:
-Yo valgo mucho!!
P.D. Tu hombre que lees esta
reflexión quizá digas que no
entiendes a las mujeres, pero sabes, las mujeres no se hicieron para ser comprendidas, sino para ser queridas, porque ellas te saben dar tu lugar, claro que de todo hay como en la viña del Señor, pero en esta vida venimos a ser felices y en el
camino vamos conociendo y
madurando.
Tu mujer que me lees quizá digas que esta chica pide mucho o es una engreída o una pedante… pero recuerda que en la medida que te des valor a ti misma, te darán valor los demás
Fuente: facebook
No esperes
No esperes una sonrisa para ser
gentil…
No esperes ser amado para
amar…
No esperes estar solo para
reconocer el inmenso valor de un amigo…
No esperes el luto del mañana
para reconocer la importancia de
quienes están hoy en tu vida…
No esperes tener el mejor de los
empleos para ponerte a trabajar…
No esperes la nostalgia del otoño
para recordar un consejo…
No esperes la enfermedad para
reconocer que tan frágil es la
vida…
No esperes la persona perfecta
para entonces enamorarte…
No esperes la soledad para pedir
perdón…
No esperes la separación para
buscar la reconciliación…
No esperes el dolor para elevar
una oración…
No esperes elogios para creer en
ti mismo…
No esperes tener tiempo para
servir…
No esperes que los demás tomen la iniciativa, cuando sabes que tú has sido el culpable…
No esperes el “yo también” para
decir “te amo”…
No esperes tener dinero por
montones para entonces ayudar al pobre…
No esperes el día de tu muerte si aún no has amado la vida…
Entonces, ¿qué estás esperando?
Anónimo
Temores
Temía estar solo, hasta que
aprendí a quererme a mí mismo…
Temía fracasar, hasta que me di
cuenta que únicamente fracaso
cuando no lo intento…
Temía lo que la gente opinara de
mí, hasta que me di cuenta que
de todos modos opinan…
Temía me rechazaran, hasta que
entendí que debía tener fe en mí mismo…
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer…
Temía a la verdad, hasta que
descubrí la fealdad de las
mentiras…
Temía a la muerte, hasta que
aprendí que no es el final, sino
más bien el comienzo…
Temía al odio, hasta que me di
cuenta que no es otra cosa más
que ignorancia…
Temía al ridículo, hasta que
aprendí a reírme de mí mismo…
Temía hacerme viejo, hasta que
comprendí que ganaba sabiduría
día a día…
Hay que vivir ligero porque el
tiempo de morir está fijado.
Ernest Hemmingway
Como hacer un altar?
Tener un altar personal o familiar es una posesión valiosa que conecta el mundo físico con el espiritual Un altar es un lugar de poder, es un lugar donde la energía se recoge, se dirige y se potencia. Sirve para limpiar, para enviar energía, para bendecir. Un altar es el lugar donde concentras tus pensamientos y energía para ofrecer tus oraciones y hacer tus actos de magia. Es un lugar de meditación y paz, donde puedes poner tus objetos especiales y representativos de las energías que buscas atraer a tu vida.
Aunque los altares son lugares consagrados para llevar a cabo rituales y hacer ofrendas, hacerlos y tenerlos en la casa donde habitamos o en el trabajo, pueden servirnos muy bien para conectar con nuestro ser interior a la vez que impregnamos lo cotidiano con elementos mágico-divinos.
Hay muchas personas que debido a su ritmo ajetreado de vida no pueden…
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